- Anabel Cervantes Alva
Amor de viejo carruaje
Nuestro amor fue como un viejo carruaje
que te pasea y te agita,
a brincos y girones,
despacio y aprisa,
por baches y matorrales,
por callejones y avenidas.
Él trotaba en mis adentros,
yo raptaba sus pupilas,
él coloreaba el obscuro paisaje,
yo de negro lo teñía.
Nos viajábamos desnudos,
teníamos prisa,
vestíamos ropas invisibles
de besos y caricias;
mis gemidos
desbocaban sus potros,
que cabalgaron locos
mis muecas, y manías.
Sus manos de sensaciones arrieras,
a su galopar me ceñían,
sus caballos
relinchaban mi nombre,
sus herraduras
sobre mi oquedad ardían.
14 vistas0 comentarios