- Anabel Cervantes Alva
Remedio para el mal de amores
Como brebaje mágico de caléndula, remiendas las huellas del dolor,
recorres mi cuerpo extraviado con tu salvia de ancestral susurro.
Tus doce caracoles disuelven el aturdido eco de sus notas
que abruptas resuenan en la deshabitada pesadilla.
Unges senderos como cataplasma de verbena
calmando mis ansias obscuras y quietas.
Sabio hechicero, recórreme toda,
diluye chamán tus remedios.
Asesina el llanto,
cólmame,
sáname.
Arranca las tinieblas,
ahoga la sangrante herida;
exclama tus plegarias a la luz de la luna,
y apaga mi ardiente locura, curandero de amores.
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